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flora halófila
Los primeros metros de la franja litoral constituyen un medio bastante hostil para la mayoría de las plantas terrestres, con un elevado grado de salinidad, una insolación elevada, fuerte exposición a los vientos y suelos generalmente escasos y muy rocosos.
Tan solo unas pocas especies han conseguido desarrollar las adaptaciones necesarias para medrar en un ambiente tan poco apropiado, en primera línea de mar. Estas plantas reciben el nombre de halófitas, que literalmente significa “amantes de la sal”, y la comunidad vegetal que conforman se denomina cinturón halófilo costero. Algunas de las características que suelen tener estas especies de plantas son la presencia de mecanismos para excretar el exceso de sal o para impedir su entrada a los tejidos, raíces especializadas, estrategias de aprovechamiento eficiente de los nutrientes o tolerancia a la deshidratación.
Esta comunidad vegetal tan particular está dominada en esta zona por cuatro especies de plantas de pequeño porte y altamente especializadas en este medio: el tomillo marino (Frankenia ericifolia), la lechuga de mar (Astydamia latifolia), la siempreviva de mar (Limonium pectinatum) y la uva de mar (Tetraena fontanesii). Otra especie, en este caso de porte arbustivo o arbóreo, que prospera bien en suelos salinos es el tarajal (Tamarix canariensis). Acompañando estas plantas en los primeros metros del litoral podemos encontrar otras especies que, si bien no son estrictamente halófilas, pueden crecer bajo estas condiciones. En suelos removidos o alterados prosperan la barrilla (Mesembryanthemum crystallinum), el cosco (Mesembryanthemum nodiflorum), la patilla (Aizoon canariense), el tebete (Patellifolia patellaris) o el corazoncillo (Lotus sessilifolius), mientras que en aquellos puntos donde se acumula la arena fina de mar arrastrada por el viento son habituales el saladillo blanco (Polycarpaea nivea) y la camellera (Heliotropium ramosissimum).
Frankenia ericifolia
Aunque su aspecto recuerda al de un tomillo (de ahí su nombre popular), esta pequeña mata endémica de Canarias y Cabo Verde pertenece a una familia diferente. Sobre sus diminutas hojas alargadas presenta glándulas para la excreción de sal, que se ven como pequeños puntos blancos. Las flores, muy pequeñas también y de color rosado, pueden observarse casi en cualquier época del año y atraen sobre todo a ciertas especies de abejas y avispas diminutas.
Astydamia latifolia
Su distribución mundial se reduce a los archipiélagos de Canarias y Salvajes, así como el litoral del sur de Marruecos y el Sahara occidental. En verano se seca la parte aérea de la planta; cuando llueve vuelve a rebrotar a partir de su larga raíz carnosa, produciendo grandes hojas, algo carnosas y de un color verde intenso, que pueden recordar a una lechuga. Sus flores amarillas dispuestas en umbela, típicas de las plantas de la familia de las apiáceas, aparecen en invierno/primavera y atraen a un gran número de polinizadores, sobre todo moscas.
Limonium pectinatum
Endémica de Canarias y las islas Salvajes, esta planta de pequeño porte se caracteriza por sus hojas con forma de espátula -a menudo recubiertas por pequeños granos de sal excretados- y, sobre todo, porque sus flores rosadas presentan un cáliz persistente de color blanco, que se mantiene en la inflorescencia largo tiempo después de marchitas las flores, proporcionando la falsa sensación de que está continuamente florecida (de ahí el nombre de siempreviva). Es polinizada por pequeñas abejas, avispas y mariposas.
Tetraena fontanesii
Su distribución mundial abarca los archipiélagos macaronésicos de Canarias, Salvajes y Cabo Verde, así como el litoral noroeste de África. Presenta un aspecto inconfundible, por sus hojas muy carnosas y de forma redondeada. Dentro de las plantas halófitas se encuentra entre las más resistentes, creciendo muy bien incluso en zonas inundadas por al agua de mar, como las maretas. Su floración ocurre en pleno invierno y, aunque sus flores rosadas son muy discretas y difíciles de apreciar a simple vista, atraen a una gran cantidad y diversidad de polinizadores.
flora halófila
La vegetación dominante en las zonas bajas áridas del sur de la isla es el denominado matorral costero, una comunidad de plantas de porte arbustivo, que presenta diferentes e ingeniosas adaptaciones para sobrevivir a la escasez de precipitaciones. Este matorral, en la costa de Arafo, aparece representado por dos comunidades bien diferenciadas.
El más extendido es el saladar-aulagar, un matorral de carácter primocolonizador, que crece sobre suelos alterados en las primeras etapas de la sucesión ecológica. Las especies dominantes son el salado blanco (Schizogyne sericea) y la aulaga (Launaea arborescens), dos arbustos de la familia de las asteráceas. La mejor representación de este matorral la podemos encontrar en la parcela del Cabezo del Socorro. Este lugar, que se encontraba completamente desprovisto de vegetación en el año 2008, ha sido colonizado progresivamente por estos arbustos, que hoy en día forman un matorral bastante desarrollado.
En los lugares mejor conservados, donde el suelo no ha sido alterado, el matorral dominante es el conocido como tabaibal-cardonal, que en la costa de Arafo se encuentra casi exclusivamente en la ladera sur del barranco de Las Hornillas. Esta comunidad vegetal se encuentra dominada por la tabaiba dulce (Euphorbia balsamifera), acompañada en la parte más alejada de la influencia marina por el cardón (Euphorbia canariensis), y otra serie de plantas características de esta comunidad vegetal, como la tabaiba amarga (Euphorbia lamarckii), el verode (Kleinia neriifolia), el balo (Plocama pendula), el cornical (Periploca laevigata), la magarza de costa (Argyranthemum frutescens) o el matorrisco (Lavandula canariensis), entre otras.
En
La Alpispa: un proyecto comprometido con la restauración ecológica y la conservación de la biodiversidad en la costa de Arafo.
CC-BY-SA por PROYECTO ALPISPA - Imágenes de sus respectivos autores